
Sinopsis: Walt Kowalski (Clint Eastwood) es un veterano de la guerra de Corea, trabajador jubilado del sector del automóvil. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972. Inflexible y con una voluntad de hierro, Walt vive en un mundo en perpetua evolución, pero las circunstancias harán que se vea obligado, frente a sus vecinos inmigrantes, a enfrentarse a sus antiguos prejuicios.



Con la excusa de tener que trabajar para el señor Kowalski, Walt hará de Thao un hombre, que no se cohíba, que se enfrente a sus miedos, que quiera labrarse un futuro y que quiera perseguir un sueño.
Es también muy interesante la forma en la que a medida de la película la mentalidad del personaje principal va evolucionando de una xenofobia y un arraigamiento irracional a las viejas costumbres a un aperturismo cultural y un leve corregimiento de su carácter.

El hilo narrativo, los diálogos, la trama, el ambiente, los personajes y la fotografía son los elementos que hacen que no te despegues de la pantalla en toda la película y que, de un argumento que a primeras pueda resultar ñoño y ya gastado se haga una película tan interesante y con un final tan apoteósico como la aquí expuesta.
Reitero mi postura acerca del cine de Eastwood, su madurez, su mensaje y su capacidad de emocionar. Es todo un genio.

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