sábado, 8 de mayo de 2010

How's it going to end?




‘El show de Truman’

Sinopsis: Truman Burbank es un hombre corriente y algo inocente que vive en una idílica población donde todo es perfecto. Lleva toda la vida allí, y nunca ha salido más allá de los límites del pueblo. En su vida no hay problemas pero, a lo largo de los últimos días, extraños sucesos le hacen sospechar que algo extraño ocurre...

Esta es, sin duda alguna, una de mis películas preferidas. Y es también una película muy paranoica que te hace pensar muchísimo cuando todo llega a su fin:


¿Qué vale nuestra vida?

¿Cuál es el límite?

¿Hasta donde estamos dispuestos a llegar?


Sin duda, el primer planteamiento, el hecho de que una corporación televisiva ‘adopte’ a un niño y haga de el un espectáculo es bastante frívolo de por si, y a mi me hace la pregunta de si llegaremos algún día realmente a ver esto, y pasaremos de alucinar viendo en la gran pantalla como transforman en un show la vida de una persona real a ver a dicha persona en la pequeña pantalla. La verdad es que asusta.

Otro elemento que también me llama mucho la atención es que si ya de por si el programa es frívolo, se añade ese efecto de la publicidad subliminal (que a nosotros nos parece descarada) para darle otro toque revulsivo al programa y que sintamos verdadero asco.

A parte de todo es, el personaje de Truman es bastante complicado: huérfano por parte de padre, privado de una amor, traumatizado por el mar y casado con la ‘perfecta esposa americana’, siempre esta apoyado por su ‘fiel’ amigo, que le aconseja seguir hacia delante.

Toda su vida, todo su sistema de valores y su idea del mundo se vendrá abajo cuando empiece a descubrir que quizás su ‘feliz’ vida no sea tan feliz como parece. Quisiera añadir que he escrito ‘feliz’ entre comillas, porque el siempre ha vivido en la esperanza de viajar a las islas Fidji para encontrarse con su verdadero amor: Silvia.

A partir de hechos tan simples como la caída de un foco, la interferencia de la onda del programa en su radio o el descubrimiento de parte del decorado, Truman se ira fijando en los pequeños detalles que conforman el programa, y, aunque sus amigos y familia sigan insistiendo en que lo suyo es una paranoia, Truman no cesa en su empeño, y decide terminar de una vez por todas en su barco, en rumbo a las Islas Fidji.

Pero todo se vera truncado cuando descubra que tanto el cielo como el mar tienen limites, y que todo en lo que ha creído es solamente papel-cartón: un decorado, una ilusión….

Se le planteara entonces la duda de si continuar el camino, atreverse a cruzar la puerta y descubrir la verdad o continuar viviendo en una mentira: una triste pero segura mentira.

Truman responderá al creador del programa (que ingeniosamente adopta el nombre de Christopher) que, aunque sea dolorosa o cruel, prefiere la verdad.

Toda una lección.